martes, 31 de enero de 2017

Pina de Montalgrao; Circular con nieve al Monte Pina

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Está Pina de Montalgrao al pie del cerro Pina o Pico de Santa Bárbara. Este pico, con su ermita situada en la cima es el más alto de la Sierra de Espina, que es a su vez, prolongación de la Sierra de Espadán. Los 1.000 mts de altitud del llano de Barracas, donde está situado el pueblo, y los 1.405 del Cerro Pina nos aseguraban la presencia de nieve en la zona y el gozo de realizar una ruta sobre el blanco e inmaculado meteoro.

Nos recibieron al llegar unos escasos 0,5ºC, el silencio matutino y una blancura estática que se descongelaba a medida que avanzaba la mañana. Por el tamaño de los montones de nieve en los bordes de la calzada se intuía la cantidad de nieve caída, y apiñados junto a uno de ellos hicimos la foto de inicio y alguna más.




En la planicie que se extiende en las afueras del pueblo en dirección al Pina, aperos de maquinaria agrícola semienterrados en la nieve, aparecían como fósiles de otra era; y cuando partíamos para el cerro, la "chocolatada" del suelo del camino contrastaba con el blanco general que cubría el campo.




No tardamos en llegar al primer desvío que sale a la izquierda, lugar donde "temerariamente" siete del grupo general decidimos, siguiendo nuestro impulso aventurero, realizar la subida por la senda que sube, en un solo trazo, por la cara sur del cerro, mientras el grueso seguía por la pista hacia la Ermita.


Fotos subida por pista sur. "Sensatos"



Ya en los primeros metros a cualquiera con más sesera lo hubieran convencido de la dificultad que se nos presentaba por delante. A nosotros no nos pareció tal cosa por lo que seguimos adentrándonos en lo que sería una fatigosa marcha hasta la cumbre.


El primer desvío lo hicimos por una pista forestal (tramo por el que regresaríamos más tarde) amplio y de claro firme que solo exigía el esfuerzo de andar con más de un palmo de nieve. Pero, en un "más difícil todavía" a un centenar de metros tomamos la senda, mal llamada en esta ocasión Camino del Solano, que en principio aparecía como un pasillo de pinos alineados y que al final de un corto tramo recto se perdió todo rastro y señal (pinturas, hitos) de la ruta y tras rebasar un pino con las marcas del PR nos encontramos los tres que nos habíamos adelantado al grupo de siete (mientras algunos calzaban las polainas), que no teníamos más referencia que nuestro propio instinto e intuición de que la cima estaba sobre nuestras cabezas.


Grupo "temerarios" por senda. Grupo unido



Cuando rodeamos la ladera y ganamos más orientación sur, pudimos ver las antenas de la cumbre, incluso a los compañeros que habían subido por la pista de la cara sureste, y que ya estaban arriba. El dilema era si subir directos al pico campo a través o rodear la ladera hasta alcanzar la pista cómoda. Finalmente alcanzamos la pista y allí que nos fuimos salvando los últimos tramos de monte, con la nieve encima de las rodillas y más agotados que los compañeros Shackleton en la expedición antártica. Aún tuvimos que caminar unos tres cuartos de hora antes de llegar a la cima desde la que los compañeros nos hacían señales, y seguro que algún comentario jocoso referente a nuestra decisión aventurera.


Grupo "temerarios". Despistados

Grupo "temerarios". Fieles

Ya en la última recta, a escasos metros de la Ermita, nos encontramos a la avanzadilla (Antonio L. y José B.) del grupo del que nos habíamos separado, confirmándonos que Inma y José Luis A. estaban llegando también, manteniéndose fieles a la ruta con la inestimable ayuda de los GPS, aunque eso sí, el nivel de nieve había sido más que considerable y por ende muy trabajada la subida.


Final subida por senda "temerarios"

Al poco ya estábamos todos en la Ermita, y después de observar la belleza del paisaje y solucionado el tema de secarse algo los pies o calentárselos quién pudo, nos cobijamos dentro de la Ermita para almorzar.


Cima


Como llenarse la barriga es lo mejor que hay para recuperar los ánimos, toda la pesadumbre que pudo haber en el final de la subida, desapareció después de la ingesta.





Una vez iniciado el descenso se recobró el humor, tanto es así que dio para hacer un muñeco de nieve, retozar y posar alrededor de él como colegiales.








Un poco más abajo el grupo de los "sensatos" continuó el descenso por el camino que habían utilizado en la subida, y el grupo de los temerarios, a los que se unieron dos componentes más (Josemi y Paco Puchades), decidimos "jugárnosla" por la pista de la cara norte.


Toma de decisión

Descenso y llegada por pista sur. "Sensatos"




Decisión más que descabellada, sobre todo los que conocíamos la pista que es un sube y baja continuo al que además tendríamos que añadir más adelante los pinos atravesados, que habían sido arrancados de raíz o tronchados por el viento, los cuales teníamos que rodear por fuera del borde del camino o saltar por encima de los troncos, lo que hizo más esforzado el regreso.


Descenso y llegada por pista norte "temerarios"






En el Barranco de la Graja hay una fuente donde pudimos comprobar el grueso de la capa de nieve caída y que sobre la superficie de un pollete daba más de 30 cm de espesor.



Todavía estábamos a la sombra de la propia montaña, pero ya se adivinaban los rayos del Sol que calentaban la cara sur entre los pinos y la pendiente del camino se suavizaba hasta que comenzó a inclinarse totalmente en el sentido de la marcha y en uno de los giros, apareció la vista del llano con el pueblo al fondo.




Cuatro de nosotros que veníamos más adelantados, éramos la avanzadilla del reguero de "expedicionarios" que fue llegando en un goteo al cruce de la enchocolatada pista principal. Mientras esperábamos al resto, el alivio de pisar zona firme y la sensación de la etapa prácticamente cumplida, daba por bueno el esfuerzo realizado.




Sólo quedaba llegar a los vehículos para trasladarnos a Barracas donde los sensatos hacía casi dos horas que nos esperaban para comer.



Sobre la etapa de este día es preciso reflexionar, que si bien no tenemos que desdeñar ninguna oportunidad de ponerle algo de salsa a la aventura, seguro que ninguno de los que hemos elegido un poco más de dificultad lo volveríamos a realizar y que la experiencia ha sido satisfactoria, debemos considerar que la prudencia, más que recomendable, es necesaria. Aunque la etapa concluida no entrañaba ningún tipo de peligro, tanto por la orografía, condiciones climáticas, etc, mejor será en lo sucesivo observar un poco de contención para evitar contratiempos y esfuerzos innecesarios.


Finalmente en Barracas estupenda comida con todo el grupo comentando las dificultades y alguna que otra peripecia, sin importancia, acaecida.