martes, 11 de mayo de 2021

martes, 4 de mayo de 2021

Artana; Senda Gamello - Puntal de Artana - Cova del Tronc

= 72

4 de mayo, la mañana fresquita para la época, pero apropiada para una buena caminata.

Nos acompaña por primera vez Marien, última incorporación del grupo, además Corona venía con Lele, el perro de uno de sus hijos. Todo perfecto para iniciar otro martes en la montaña.

Esta vez el recorrido lo hicimos en modo circular en sentido anti-horario con orientación sur. Cuando se sale de Artana, hay que atravesar la urbanización Zorear antes de adentrarse en la ladera de la sierra sobre la senda del Gamelló. Pasamos junto al antiguo depósito de aguas del pueblo. Unos metros más arriba, donde la senda se cruza con una pista forestal, recordamos la peripecia del compañero Eleuterio, que resultó ileso pese a su pirueta casi circense, que todos conocemos.

La senda asciende ganando altura, ahora por la dorsal de la ladera, ahora por el fondo del barranco, hasta que, próximo a los 700 metros de altura alcanza el GR-36. En ese punto, sobre el GR, giramos hacia la izquierda en dirección este. Se hacía la hora del almuerzo, y ya los estómagos reclamaban en voz de sus amos, buscar sitio para el ágape. Pero era necesario esperar un poco más hasta llegar a una pequeña cima a mitad de camino de El Puntal. Allí habíamos almorzado con el compañero Bermell en la primera ocasión que recorrimos la zona. La distancia es de un par de km. y 30 min. así que a un grupo que nos habíamos adelantado para asegurar el recorrido, nos llegaba la queja del grupo posterior, al grito de "¡Tenemos hambre!" rebotando por la falda de Espadán. Una vez alcanzado el punto elegido, nos fuimos agrupando y !A COMER!

Estábamos en el filo de Espadán que separa el término de Artana y Alfondeguilla, con la Mina del Cavall situada 200m. más abajo en dirección al norte, montados sobre el GR-36. Al oeste, apenas se apreciaba, mimetizado sobre la mole de rodeno en que se asienta, empingorotado como la cresta de un gallo, el Castro de Alfondeguilla. Un poco a su derecha, el Puntal del Aljub, detrás el Batalla, y los perfiles del Finestra, Pastor, Gurugú, hasta el pico Espadán. Al este, en dirección al mar, el puntal del Calderer, ya en término de Vilavella, aparece como la proa de la sierra. Y no diremos nada del omnipresente Penyagolosa. En días claros, al norte se ha de ver el Montsiá, y al sur el Montgó. ¡Que más se puede pedir!

 Pero todavía no habíamos alcanzado ni la mitad de la ruta, así que, había me ponerse en marcha sin demora.

Seguimos sobre el GR-36, que en este tramo es una preciosa senda que culebrea buscando el trazado más amable del perfil, pero exigente en cuanto que asciende sin parar hasta el desvío de El Puntal. Una vez rebasado un campo de labor, rara nota agrícola en estos parajes, encontramos la señalización que nos llevará, primero a La Pitera, una pequeña explanada donde se han renovado los sacos terreros de las trincheras.

El sol estaba alto y la luz idónea para hacernos las fotos de rigor, personificados en combatientes apostados con los bastones a modo de fusilería. Entre tanto jolgorio, uno no deja de pensar en que ese escenario tuvo su lado trágico en otro tiempo no tan lejano. Unos metros más al norte queda El Puntal. Esta denominado como "puesto de mando".

Ahora vamos para abajo. La pendiente es muy fuerte en este punto de la ruta y hay que sujetar el peso del cuerpo con los muslos ayudados de los bastones. Y la ruta es impertinente, porque igual baja que sube, y después de ascender a un morrión rocoso que creíamos el último esfuerzo de la ruta, la senda empezó a descender hacia la Cova del Tronc. Salvamos bancales de campos abandonados, devorados por el monte que tarde o temprano se apropia de lo que siempre fue suyo, y fuimos descendiendo hasta el desvío de la cueva. Allí dos compañeros atajaron hacia el pueblo, el resto aún tuvo que subir un suave desnivel antes de llegar a la cueva. Tiene la cueva un vestíbulo inclinado hacia abajo, regular, como un sótano ovalado y al fondo a la izquierda, una discreta grieta que se adentra girando a la derecha. La linterna del móvil no es el útil más apropiado para adentrase ahí.

Salimos de El Tronc, después de las fotos, y aún tuvimos que aguantar cuatro gotas de lluvia que solo mojaron la hierba para que se nos mojaran las botas a nosotros, antes de llegar al pueblo, otra vez a pleno sol.

Habíamos recorrido 14 km. y ascendido 870 de desnivel en un rompe-piernas nada sencillo.

Es una estupenda ruta para saberla caminar, para gente inteligente. Como este grupo.