Un día más y como ya viene siendo costumbre, nos ponemos en marcha a unas horas en las que muchos prefieren estar durmiendo, pues hemos quedado a las 06:30 en el parking de Kinepolis. Algunos compañeros, deciden que en lugar de acudir a Kinepolis y ya que llevan el vehículo completo, que nos veamos directamente en Fanzara, lugar de la ruta de hoy.
Pueblo este de Castellón y que el que lo conoce, dice de él, que es la Capital del Grafiti. Vean las fotos tomadas por algunos de nuestros compañeros y decidan ustedes.
Una vez elegido el sitio donde dejar nuestros vehículos y haber capturado en nuestras cámaras fotográficas algunos de los grafitis, nos ponemos en marcha alrededor de las 07:50 horas, pues la ruta no es demasiado larga pero si está por explorar.
Poco a poco vamos alejándonos del pueblo tras atravesar el puente sobre el Río Millares y circular en fila los primeros metros por la CV20, que da acceso al pueblo. Pronto nos desviaremos por un camino a la izquierda muy fácil de llevar y donde algunos aprovechamos para coger alguna mandarina, que nos servirá de desayuno. Unos metros por camino y otros por senda,
seguimos nuestra excursión, hasta el primer destino: la Cueva de la Muela. Lugar este donde está previsto realizaremos nuestro almuerzo si el tiempo y las condiciones atmosféricas lo permiten.
Una vez aquí, nuestros espeleólogos del grupo o más intrépidos, no por ellos los más imprudentes sino todo lo contrario, que les gusta explorar las profundidades que la tierra nos ofrece, se adentran en ella provistos de sus frontales y donde más que parecer espeleólogos, parecen más bien pequeñas luciérnagas adentrándose en la inmensa oscuridad. Un grupo reducido de compañeros, decidimos quedarnos en la boca de la cueva, por no apetecernos bajar y a su vez para controlar o vigilar las mochilas de los demás compañeros.
Tras unas fotos para inmortalizar el momento, decidimos ir saliendo hacia el exterior y ponernos un poco al sol, pues la mañana es algo desapacible, ya que en la cueva hace bastante humedad y en el exterior de esta molesta bastante el aire que sopla.
Nos ponemos nuevamente en marcha, para buscar algún sitio donde poder almorzar y que a su vez podamos sentarnos estando resguardados del aire y a ser posible con algo de sol que se agradece.
Tras el almuerzo y donde cosa rara hoy solo tenemos para acompañar el café el agua de fuego del amigo Javier y los buñuelos preparados por el compañero Ángel. Mejor así para no coger calorías innecesarias. Continuamos de nuevo en marcha, pues tan solo llevamos apenas 6 km realizados y todavía quedan unos 10 km de ruta.
Unos dos o tres kilómetros más adelante y caminando casi todo el tiempo por caminos, llegamos aproximadamente a la Masía de los Frailes, donde nos encontramos con hombre del pueblo haciendo sus labores del campo, que nos advierte que la ruta por la cual íbamos a entrar, estaba prácticamente impracticable por estar casi cerrada y que era de difícil paso, él nos aconsejaba que bajáramos a Fanzara siguiendo el propio camino en el que estábamos, que era mucho más cómodo y fácil de hacer. A lo que nosotros tras dialogar con él y decirle que era la ruta que llevábamos programada hacemos caso omiso a sus comentarios y seguimos adelante.
Un kilómetro más adelante, siguiendo nuestro camino atravesamos por una zona que transita por una propiedad privada muy bien marcada y señalizada, pues el propietario de la misma, se ha tomado la molestia de atravesar troncos, piedras, cintas e incluso poner carteles indicándolo.
Después de adentrarnos por la senda unos cientos de metros, ya empezamos a valorar los consejos de este hombre con el que habíamos conversado tiempo atrás sobre el estado de esta zona. La senda está verdaderamente cerrada siendo de difícil circulación pues es tal la cantidad de matorral que hay en ella que apenas se ve por donde se va dibujando en el terreno, además de ser tan alta la vegetación, que apenas se llega a ver dónde pones los pies al andar, por lo que todavía se hace más complicada si cabe y de la que saldremos casi todos como si nos hubiésemos peleados con una cuadrilla de gatos. Esta senda se la conoce como “Senda de las Picorzas” y da acceso al Alto de la Silleta, es cual atravesamos. Llegados a este punto, ya tenemos realizados 10 km.
Como si no fuera con nosotros, seguimos nuestro camino hacia el “Pico Las Picorzas” y posteriormente al “Pico Turió”. Pocos metros después de haber hecho cumbre en el pico las Picorzas y estando en pleno descenso, se nos vuelve a perder la senda y llega a partirse el grupo, tratando de buscar por donde transcurre el track.
Unos compañeros, concretamente cinco deciden seguir hacia arriba para conquistar El Turió ....
y el resto decidimos descender monte abajo en busca del “Camino del Turió”, que va unos metros más debajo de la ruta que nosotros llevamos, al cual llegamos no sin pasar alguna que otra penalidad. Una vez ya en el camino, nos las prometíamos que todo iba a transcurrir por un camino de rosas, que pensamientos más ilusos…. si hasta ahora había sido complicado, todavía nos quedaban más peripecias que pasar; subimos por este camino con rampas de hasta un 23% hasta el cruce con la senda por donde tenían que llegar nuestros compañeros, pensando que ellos ya estarían allí y cuál es nuestra sorpresa, de que todavía no habían llegado, por lo que empezamos a ponernos algo nerviosos y preocupados, cuando en la lejanía y tras haber tratado de comunicarnos telefónicamente con ellos sin haberlo conseguido pues no hay cobertura, los vemos aparecer a todos por el alto del pico.
Todos juntos y después de haber comentado nuestras anécdotas, nos ponemos nuevamente en marcha pues todavía nos quedan unos cuatro o cinco kilómetros y ya va haciendo ganas de comer.
Como decíamos antes, nuestra alegría de caminar por camino, se acaba tan solo un kilómetro más adelante, cogemos un desvío hacia la derecha por una senda que nos llevará hacia las torres del tendido eléctrico, desde donde iniciaremos nuestro descenso por un cortafuegos de bastante mal descenso por lo inclinado que está y la cantidad de tierra suelta que tiene, el cual agudiza al máximo la precaución para evitar resbalones y caídas, por lo que el descenso se realiza muy lento.
A modo de exploradores, nos adelantamos unos compañeros para tratar de ir marcando el camino por el que debía de bajar el resto del grupo, pero bien sea por la rapidez con la que van los llamados exploradores o por la dificultad del terreno, cuando nos damos cuenta, ya los hemos perdido de vista.
Pronto llegan los primeros a los restos del edificio de la Yesera. En este punto, parece ser que tan solo nos quedan poco más de dos kilómetros para llegar al pueblo y acabar nuestra ruta de hoy, pero tras una pequeña exploración del terreno por donde tenemos que cruzar el río, parece que no es viable esta ruta y después de examinarla más detenidamente se decide abandonar este trazado y volver al pueblo por la carretera CV20.
Alrededor de las 16:54, llegan los primeros a los vehículos con 19,4 kilómetros en las piernas y con bastantes arañazos por casi todas partes. Comida y regreso a Valencia con una ruta más complicada de lo previsto aunque a decir verdad bastante interesante.