martes, 12 de abril de 2016

Vistabella; Circular al Penyagolosa por la canal

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Martes 12 de abril, la mañana todavía está por fraguar mientras varios coches se desplazan desde distintos puntos de la ciudad recogiendo a su paso a los esforzados andafónicos para reunirse en su punto de partida, su objetivo es el modestamente mítico Penyagolosa, pero "por la canal", en el grupo, quienes conocen esa expresión saben que incluye un plus de esfuerzo, y quienes no la conocen, a partir de hoy la recordarán.

Tras un par de horas de coche y conversaciones variadas, la comitiva llega a San Joan de Penyagolosa, bueno a unos cuatrocientos metros antes pues unos obreros están arreglando un pequeño puente y han cortado el acceso temporalmente.

Iniciamos la partida para acercarnos a San Joan, donde una vez hechas las fotos de grupo iniciamos la marcha sin más dilación. Al final nos hemos reunido veinte personas, entre las que cabe nombrar a Inma, que por primera vez se une a nuestra actividad tras su reciente desvinculación laboral, y un amigo de Juan, de cuando hicieron el servicio militar en uno de nuestros vestigios coloniales que todavía tenía nuestro Estado.



La ruta discurre en suave pero constante ascenso y acercándonos a la montaña en el sentido contrario a las agujas del reloj.


Al poco de comenzar tres compañeros sufren el primer despiste, la tentación de continuar caminando en llano en amable conversación era muy grande como para despreciarla, así, pasaron junto al desvío que debían tomar sin darse cuenta; menos mal que fue corregido gracias a la tecnología y luego lo tuvieron que pagar atajando campo a través para abreviar la espera de quienes, habiendo advertido su ausencia, detuvieron su marcha hasta el reagrupamiento total.



Nos acercamos a la hora en que nuestros relojes biológicos nos demandan el repostaje, por lo que nos detenemos en un pequeño claro y "cara al sol" realizamos nuestro almuerzo.



Reanudamos nuestra marcha pasando por la planicie de la Cambreta y abandonamos poco después el camino tomando una senda poco definida en un primer tramo que crea alguna que otra variante en el grupo.





Ya encontrada de nuevo la senda y cercanos al inicio de la canal, el grupo se desordena un tanto y va acercándose sin mucho rigor en lo que se refiere a la integridad del grupo. Muchos se paran para abrigarse pues el viento viene fresco.






Finalmente el grupo más avanzado llega a pie de la canal mientras otros están todavía acercándose. Ese primer grupo inicia el ascenso hasta que en un momento dado aparece la duda de interpretación de la "maquinita". Algunos dicen que hay que tomar la derecha, Antonio la toma, y Toni que la ha desestimado retrocede, y junto a Eleuterio y Javier siguen a Antonio. Pronto el ascenso deja de ser a pie para convertirse en una pequeña escalada que se va haciendo cada vez más dificultosa; se detienen consultan la "maquinita" y comprueban que se han apartado de la ruta. Deciden volver al grupo que asciende por la canal, pero Antonio continúa quedándose parado en un saliente sin apenas posibilidad de continuar ascendiendo y difícilmente bajar. Miguel, Toño y Toni toman otra vía por la parte superior y lanzándole un cordino consiguen que termine por subir los pocos metros que le quedaban. Así termino felizmente un error que pudo ser lamentable, error que nos sirve para aprender un poco más. Ante la duda predomina el grupo, no la individualidad. De nuevo todos en la canal terminamos de ascender sin más contratiempos.







Ya en la cumbre nos tomamos las fotos de rigor, allí afloró alguna sensibilidad cuando menos pintoresca entre alguno de los participantes.



Iniciamos el descenso por la senda clásica con un desvío por el Mas de Benagues que nos lleva por senda hasta el punto donde habíamos dejado los vehículos.



Cerca había una zona habilitada para el esparcimiento y allí nos reunimos los veinte en torno a una mesa que compusimos ad hoc.



Tras la comida y el alarde de cálculo mental de Javier, nunca dejan de sorprendernos tanto él como Juan que esta vez no nos acompañó, iniciamos el regreso con la grata sensación de haber disfrutado una vez más de la montaña y de la compañía.